"Ser un sobreviviente es un privilegio"
A los 68 años, el Beatle dialogó con LA NACION sobre el valor de toda su obra y evocó a John Lennon. Además, desde Porto Alegre,un anticipo de cómo serán sus shows en el país, mañana y pasado mañana, en River
Sebastián Ramos
LA NACION
Tratándose de un Beatle corresponderían no uno, sino cuatro adelantos. Uno sesentista: "Los Beatles hicieron muchos cambios para mejorar el mundo". Otro de tono desmitificador y beatlemaníaco: "Hacía calor y estaba trabajando con sandalias en el estudio. Cuando salimos para hacer las fotos para la portada de Abbey Road simplemente me las saqué y crucé la calle con el resto, pero descalzo. Nadie se murió, no hubo ningún funeral". Quizás uno sensacionalista y fuera de contexto, en honor a los tabloides ingleses: "No tengo relación con Yoko". Y el último, dedicado a su amigo y compañero de la sociedad más intensa y creativa de la música popular de los últimos cincuenta años: "Tener a tu lado a una persona como John probablemente te suceda una sola vez en la vida". Con ellos siempre fue así. Cada uno elige el Beatle que quiere. Aquí también usted podrá quedarse con el Paul que más le guste.
A los 68 años, McCartney dice que "en los años 60 la gente se dio cuenta de que las cosas se podían hacer, que todo podía cambiar, en la música, en el mundo". Pero culpa a las drogas por las mentes perdidas de la época, como Mark Chapman o Charles Manson: "Un montón de gente tomaba drogas, y algunos, como ellos, se volvieron locos". Dice que está agradecido de ser el sobreviviente que relata el cuento de su vida una y otra vez, feliz de haber sido, de haber hecho, de todavía poder componer buenas canciones. Así de británico es sir Paul McCartney en diálogo telefónico con LA NACION, horas antes de su primer concierto en Sudamérica luego de 17 años. Por eso lo seguimos hasta Porto Alegre, para presenciar el nuevo espectáculo de este peculiar espécimen de la realeza artística inglesa, este caballero del imperio que se ganó sus jalones cantando eso de que lo único que necesitás es amor. Amado y odiado, crucificado, muerto y resucitado una y mil veces, Paul McCartney, el compositor más exitoso del siglo XX, contradictoriamente uno de los hombres más ricos del planeta y símbolo de una generación que buscó alejarse del mundo material, está entre nosotros.
Capítulo uno: el compositor
"Hola, soy Paul", saluda del otro lado de la línea, y comienzan a correr los estrictos veinte minutos de charla.
-La lista de temas de estos conciertos es una gran retrospectiva de su carrera? ¿Cómo se ve a sí mismo cuando mira hacia atrás?
-¿Cómo si me mirara en un espejo? No lo sé, en cierta forma me veo como un muchacho afortunado. Si miro atrás, veo al niño Paul, creciendo en medio de la Segunda Guerra Mundial, lo cual era un momento muy interesante, y luego formamos los Beatles, que significó un tiempo de liberación, en donde no sólo nosotros, sino un montón de cosas estaban cambiando. Había mucha más libertad para la gente joven y allí fue donde pudimos desarrollar un talento que nos permitió hacer música muy buena. Lo puedo decir ahora, después de que ha pasado tanto tiempo, porque en aquel momento hubiera sido muy soberbio. Ahora como lo que hicimos ha durado tanto y ha sido tan exitoso, creo que puedo decir que fui muy afortunado de haber sido una cuarta parte de todo eso.
-¿Todavía escribe canciones pensando en aquellos primeros años?
-Creo que es así para cualquier escritor. Los escritores escriben sobre el pasado, ése es el modo en que los pensamientos aparecen. La mayor parte de la gente mira hacia atrás a través de la historia para escribir de los sentimientos que desarrolla en la infancia, es un territorio muy rico y me gusta meterme en él, aunque no siempre.
-En la década del 60, una generación de músicos se propuso cambiar el mundo con su arte, ¿qué significado tiene la música pop en estos días para usted?
-En los años 60, la gente comenzó a darse cuenta de qué cosas podían ser hechas en el mundo y en la música. Creo que los Beatles hicieron muchos cambios para mejorar el mundo. En esa época, la gente se despertó, se dio cuenta de que tenía libertad, que tenía una suerte de voz. Y ahora me encuentro con mucha gente que viene y me dice que de una u otra forma le cambié la vida, que la música que hicimos le hizo creer que ellos podían hacer algo importante. Hasta entonces era como que la gente tenía las cosas establecidas por sus padres, por la escuela o por las tradiciones, era como que tenían un sendero establecido. Eso ha sido muy importante y cuando uno mira la música pop en estos días, encuentra mucha gente que continúa con eso: Bob Geldof, Bono, de U2; Coldplay. Hay mucha gente que hace muy buen trabajo en nombre de las buenas causas. Y también está el otro lado, esa música que es sólo entretenimiento, diversión, sólo para que la gente baile, para hacer una fiesta, y está bien que así sea.
-¿En qué dirección ha cambiado su proceso creativo en los últimos años?
-Todo cambia, uno aprende e intenta diferentes cosas. Lo que hago ahora es distinto y en primer lugar tienes que recordar que en los primeros tiempos tenía a John. La mayoría de las cosas que hacíamos eran colaboraciones y eso hacía un estilo determinado. Incluso cuando trabajábamos separados, hacíamos cosas en el mismo estilo. Desde entonces, trato de no hacer lo mismo todo el tiempo y de allí que mi aproximación a la composición haya cambiado. Aunque creo que afortunadamente sigo escribiendo buenas canciones.
Capítulo dos: el sobreviviente
McCartney suele tener como frase de cabecera una que escribió hace ya tiempo: "Tomá una canción triste y hacela mejor". Por eso no resulta extraño que su concierto de tres horas sea una celebración constante, incluso cuando recuerda a sus seres queridos que ya no están, como John, George Harrison o su primera esposa y compañera en el grupo Wings, Linda Eastman (ver aparte).
-¿Ha sido difícil ser el sobreviviente, el hombre que siempre debe contar la leyenda?
-Debo decirte que para mí aquélla fue una gran época, lo disfruté mucho. Eramos unos niños en Liverpool cuando armamos la banda y empezamos a hacer algo; después se hizo algo realmente especial y más tarde fue una locura mundial. Después hice Wings, que también estuvo muy bueno, y ahora hago cosas solo y también lo siento bastante especial. Toco canciones de los Beatles porque me encanta recordarlas y la gente las ama. Ser un sobreviviente de todo aquello es un privilegio, sin dudas.
-Este año se lo recuerda a Lennon por partida doble: 70 años de su nacimiento y 30 de su muerte... ¿Cuál fue la mayor influencia que le dejó?
-Lo recuerdo con gran amor. Un día especial que siempre recuerdo es cuando nos encontramos y comenzamos a trabajar juntos. Creo que la mayor influencia es la forma en la que componíamos juntos. Lográbamos que sucediera algo especial. Antes de cruzarnos, trabajábamos de forma individual, pero era algo pequeño y cuando nos encontramos, eso mismo que hacíamos se hizo grande. Creo que los dos nos hemos influenciado mutuamente. Escribir juntos se hacía muy fácil, muy simple. Yo tenía una idea, él tenía una idea y otra y otra, era una especie de ping pong de ideas y al final de la sesión teníamos una nueva canción. La influencia musical fue probablemente la más importante. Si bien trabajé con gente muy creativa y, en algún modo, ha sido similar, creo que tener a tu lado a una persona como John probablemente te suceda una sola vez en la vida.
Capítulo tres: el beatle
-En abril se cumplieron 40 años de la separación de los Beatles, ¿cómo recuerda ese momento a la distancia? ¿Sigue pensando que fue la mejor decisión?
-Fue muy difícil para todos, porque habíamos estado mucho tiempo juntos. Por primera vez, teníamos grandes problemas para manejar los negocios. Antes no teníamos que pensar en esas cosas porque Brian Epstein se hacía cargo, pero cuando murió tuvimos que ponernos a pensar en eso. Fue entonces cuando abrimos Apple y cuando desde los Estados Unidos vino Allen Klein, las cosas se pusieron tan difíciles que era imposible continuar. Cuando pienso en ello, me doy cuenta de que de algún modo tenía que suceder y tenía que terminar en ese instante. En verdad el final fue difícil, por eso trato de hacer foco en las grandes cosas que habíamos hecho antes.
-¿Qué significa para usted cerrar ahora todos sus conciertos con un tema como "Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band"?
-Es muy gratificante tocar canciones que escribí hace tantos años, porque me lleva la memoria hacia atrás. Entonces, cada vez que la toco pienso en el día que grabamos esa canción. Con los Beatles sólo la tocamos una vez, cuando la grabamos. Ese hubiera sido el final de la canción porque nunca la hubiéramos tocado de nuevo, pero con la banda actual la rescatamos y está bueno mantener la canción viva. Además, trabaja muy bien, creo, en el final de un show, porque fue escrita para ser el final de un show. Creo que es un buen final y muy disfrutable, tanto para el público como para la banda. Es un tema muy liberador.
Capítulo cuatro: el fan
-Según mi reloj me quedan dos minutos de entrevista...
-Es cierto.
-¿Puedo entonces aprovechar y hacerle un par de preguntas más, pero como fan de los Beatles?
-Adelante.
-¿Por qué aparece descalzo en la tapa del último álbum de la banda, Abbey Road?
-Hacía calor y estaba trabajando con sandalias, en el estudio. Cuando salimos para hacer las fotos, para la tapa del disco, simplemente me las saqué y crucé la calle con el resto, pero descalzo. Nadie se murió, no hubo ningún funeral como cuenta la leyenda.
-¿Nunca pensó en grabar algo junto con Yoko Ono?
-No, no tenemos una relación musical. La veo a menudo, nos mandamos tarjetas de Navidad y regalos para los cumpleaños. Tenemos una buena relación, pero no musical.
-Pensando en Charles Manson, Mark Chapman y todas esas cosas extramusicales en torno a los Beatles, ¿por qué cree que sucedieron? ¿Fue la confusión de la época o lo que los Beatles representaban en ese momento?
-Yo creo que fueron las drogas? Un montón de gente tomaba drogas, y algunos, como los que vos mencionás, se volvieron locos.
-¿Y qué cree que representan los Beatles hoy?
-Creo que, en cierto punto, aún representan la libertad, la buena música, y cada vez más y más nos convertimos en leyenda. Pero lo principal es que aún representamos el disfrute por la vida.