Bonita forma de honrar al músico de Liverpool en el aniversario de muerte. Un controvertido artista canadiense llamado Viktor Mitic ha realizado un retrato de John Lennon disparando contra un cuadro el mismo tipo de balas que utilizó Mark Chapman para abatir al ex-beatle enfrente del edificio Dakota, justamente cuando se acaban de cumplir 30 años de la desaparición del genial artista.
Viktor Mitic utiliza una combinación de pistolas semiautomáticas, rifles y escopetas para hacer agujeros en sus pinturas de figuras icónicas. Primero pinta los cuadros en una lona de acrílico y luego los lleva a un campo de tiro donde utiliza munición real contra ellos (además de una buena dosis de puntería). Las piezas terminadas las vende hasta por 40.000 € de vellón, tras quitarles el olor a pólvora.
El acribillado de pinturas lo realiza desde distancias que van de los 25 a los 50 metros; pero como mejor le gusta trabajar es al “estilo ejecución”, a bocajarro o cerquita, pues puede controlar mejor la trayectoria de la bala y pintar con mayor detalle sin que le tiemble el pulso. “El mensaje que estoy transmitiendo no es de guerra o de violencia, pues estoy usando algo mortal para crear imágenes de paz, tranquilidad y amor”, afirma.
El extraño pintor asegura que, aunque el proceso de creación “es muy fuerte”, le queda un enorme sentimiento de paz después de que el humo de la pistola se ha ido, lo cual no deja de tener su lógica. “Yo creo que no importa cuán seguros nos sentimos con el control de armas y la policía; siempre habrá un tipo de gatillo fácil por ahí que pueda crear su obra eterna con balas, como Mark Chapman” asegura.
Viktor Mitic también ha creado imágenes de John F. Kennedy y Marilyn Monroe haciendo agujeros con balas, así como de Paris Hilton y hasta del mismísimo Jesucristo. La rubia de los hoteles todavía está viva y el Mesías se supone que no murió por las balas de los romanos. Tampoco Marilyn; aunque supongo que hacer un cuadro disparando barbitúricos con tirachinas no quedará tan aparente como hacerlo con balas de plomo.
Es lo bueno de ser artista, que uno hace lo que le sale de los cataplines sin pararse a pensar en la más mínima coherencia; y, encima, te pagan por ello. Y es que al igual que el asesinato de John Lennon no tuvo ningún sentido, tampoco lo tiene la supuesta capacidad artística de este tipo de individuos.