"Teníamos celos de los Beatles"
Keith Richards revela en su autobiografía su relación con Mick Jagger y la ambivalencia de los Stones ante sus rivales
-Ustedes, lo que siempre quisieron ser fue millonarios. Nada de cambiar el mundo, como los Beatles.
-¿Y quién no? ¿Quién no quiere ser millonario? Nuestra dimensión se salió de madre muy rápidamente. Y nos dimos cuenta de que merecía la pena disponer de dinero para crecer. Cinco chicos que se meten en un negocio que aumenta y aumenta. Te planteas qué hacer con él, cómo invertirlo para superar tus propias barreras. El dinero tiene sus ventajas y sus desventajas. No te diría que podría vivir sin ello. No lo pienso, sencillamente. Soy un tipo generoso, si alguien me pide algo, lo presto sin pensar cuándo me lo va a devolver.
-En el libro, aparecen constantemente The Beatles. No sé si es algo consciente o inconsciente. Esas comparaciones, para usted, ¿qué significan?
-Desde nuestro punto de vista, todo era muy obvio. Cuando los escuchamos tocar en clubes antes de que se convirtieran en un fenómeno, para nosotros estaba claro algo: nos aliviaba saber que éramos la única banda inglesa que hacía cosas distintas. Sentimos también una afinidad por ellos. Aunque vinieran de Liverpool, y nosotros los miráramos despectivamente desde nuestro origen londinense.
-¿Como si fueran unos pueblerinos del Norte?
-Sí, pero eso también nos sirvió de aliciente. En el sentido de que veíamos que si unos chicos de Liverpool podían hacerlo, ¿cómo no íbamos a ser capaces nosotros, que vivíamos en Londres? Si ellos habían grabado un disco, ¿cómo nosotros no íbamos a conseguirlo? Meternos en un estudio y disfrutar de la oportunidad de explorar, trabajar y transformar lo que tocábamos en un disco. Grabar era el mayor deseo de cualquier banda. Sentíamos celos, pero también nos inspiraron.
|