La historia del mendocino que cantó con McCartney

Sebastián Kermen fue uno de los fanáticos que disfrutaron del show del británico. Además, tuvo la posibilidad de tocar con él sobre el escenario. Los detalles

EL SOL

    El diccionario define la palabra fanatismo como la defensa apasionada de una creencia, ideología, opiniones o gustos. Pero ¿qué es lo que hace que un fanático lleve todas sus opciones al límite para alcanzar un sueño? La pasión, la locura, o quizás las dos. Lo cierto es que cualquiera arriesgaría todo lo que tiene por concretar una ilusión que sembró con fanatismo y se inició a temprana edad. Sebastián Kermen es mendocino, tiene 27 años y consiguió su meta máxima: cantar con el ícono de la música beatle Paul McCartney, y grabó en su vida un capítulo mágico y lleno de felicidad.

     “Según mi papá, cuando estaba en la panza de mi mamá, él ponía el grabador y me hacía escuchar The Beatles”, comenzó a narrar Sebastián y continuó: “En sexto grado empecé a leer todo sobre The Beatles también escuchaba los discos, veía videos y en la secundaria ya era un enfermo de la legendaria banda”. Y es que a esa edad, Sebastián no imaginaba que años después estaría en una prueba de sonido con sir McCartney y, mucho menos, que hasta subiría al escenario a cantar con él.

     Detrás de toda esta historia está Pablo Kermen, el padre de este muchacho y quien sembró la semilla beatle en Sebastián, quien cumplió el sueño de cientos de miles: “Mi papá tuvo mucho que ver en todo esto, no sólo porque desde chico me inculcó el fanatismo, a los 16 años me regaló un bajo igual al de Paul y empecé a tocar con mi papá y con mi tío. Nunca tomé clases, simplemente aprendí”, confesó Sebastián, quien, qué coincidencia, hasta es zurdo como el beatle al que conoció en persona.

SUEÑO HECHO REALIDAD. El día que Sebastián cumplió 27 años, su papá le obsequió el regalo más preciado que podría un fanático beatle pedir: la entrada VIP al espectáculo de McCartney con acceso a la prueba de sonido: “La consiguió por internet, porque se agotaron muy rápido, el también consiguió una para sí mismo, pero estaba mucho más atrás, me regaló a mí la oportunidad de conocer a Paul”, contó Kermen hijo y agregó: “Con mi hermana Karen hicimos entonces una bandera que rezaba en inglés ‘Este es mi sueño ¿Puedo cantar una canción contigo?’”.

     Y claro que resultó, porque el artista británico eligió a algunos de sus fanáticos para subir al escenario con él en medio de la prueba de sonido y la emoción invadió las almas de esos afortunados que debieron cruzar tan sólo una valla para conocer a su ídolo: “Paul nos llamó a algunos, unas chicas, un chico con un charango y después dijo: ‘Vos, el de camisa negra que quiere cantar conmigo, vení’”, relató Sebastián, reviviendo el increíble momento en el que la emoción se apoderó de él, que fue corriendo en búsqueda del saludo del protagonista de su devoción. “Fui corriendo, no lo dudé, pero me detuvieron los guardias y no querían dejarme pasar y me entró la desesperación, les expliqué que me había llamado Paul y no me creían, hasta que vino un fotógrafo oficial de la gira y le dijo que era verdad.

    Paul estaba de espaldas y cuando volteó vio la escena y me pidió que me apurase, allí recién pude subir”, relató Sebastián. “Ellos los van a entretener”, anunció McCartney cuando los elegidos llegaron a su lado y entonces comenzó a sonar Get back, un clásico de la banda británica y favorito de millones. “Las chicas comenzaron a bailar junto a Paul, yo no sabía qué hacer porque yo no bailo”, relató Sebastián y agregó: “Así es que, fui al otro micrófono y empecé a cantar Get back con Paul”, hizo una pausa y continuó emocionado: “No sé si canté bien o mal, ni cómo se escuchó, pero que mi voz y la de Paul salieran de un mismo parlante al unísono fue increíble, un sueño hecho realidad”.

     Sebastián, sin poder creer lo que estaba viviendo, cantó con su ídolo, en exclusivo, uno de los temas que luego haría vibrar a miles de personas más. Un momento mágico que nunca olvidará, porque Sebastián, quien forma parte del grupo musical Supernova, abocado a interpretar música de artistas británicos, en especial de The Beatles, grabó en su corazón cada uno de los segundos que duró Get back, una canción que nunca tendrá el mismo sentido que tenía antes de aquel día en el que tuvo el privilegio de cantarla con Paul McCartney.